El esfuerzo y la dedicación para llevar a cabo su sueño ha pagado la pena y Les Foes se ha consolidado como un referente en el mercado de los vinos naturales. Produce entre 7.000 y 8.500 botellas en el año y exporta el 80% del total. Estados Unidos, Canadá, Australia, Corea del Sur, Bélgica, Hungría, Italia, Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Suecia son los lugares donde tiene la mayoría de sus clientes.

Su filosofía es trabajar la tierra de una manera responsable y respetuosa, preservando la biodiversidad de las viñas que tienen certificada la producción de uva en ecológico. El proyecto de Roger responde a una manera de entender la vida que defiende una manera de producir más auténtica y genuina, valorando la proximidad del producto y sin utilizar herbicidas, pesticidas ni fertilizantes sintéticos.

Por ese motivo, la conservación de la viña y de la tierra se hace con métodos tradicionales.

La misma filosofía se practica con la uva y la elaboración del vino. La uva se cosecha a mano y todo el proceso de producción se hace también de forma tradicional.

Los vinos producidos a la bodega Les Foes tienen la mínima intervención posible no se utilizan químicos ni aditivos.

El maestro vinatero sabe que la responsabilidad de trabajar la tierra no es tan glamurosa como el mundo de las catas, y cada año es lo primero que cosecha la uva de sus viñas con las manos. No es una uva cualquiera, sino de las variedades autóctonas de la comarca, como la garnatxa, el monastrell, el embolicaire o el macabeo, y también un poco de cavernet sauvignon.

Unos vinos que hacen referencia en cada una de sus denominaciones a aspectos relacionados con les Coves de Vinromà. El primero, Las *Foes, homenajea la partida donde se encuentran las viñas propiedad de la bodega. Camino de los Contrabandistas quiere recordar la senda que pasa por el lado de las fincas y que se denomina de este modo porque es el lugar donde se practicaba el estraperlo o comercio ilegal de productos como el óleo durante la guerra civil y la postguerra. Otro de los vinos, Les Casildes (que fermenta en ánfora), tiene un componente más sentimental, puesto que recuerda el nombre con el cual se conocía la familia de la yaya y la tía de Roger, Pilar y Vicentica, respectivamente.